miércoles, 5 de mayo de 2010

Franz Joseph Haydn



Franz Joseph Haydn


nació el 31 de marzo de 1732 en Rohrau, una
pequeña población cercana a Viena (Austria), en aquella época capital del Sacro Imperio Romano Germánico, y muy próxima a la frontera con Hungría. Fue el segundo de los doce hijos de Mathias Haydn y Anna Maria Koller. Su padre era fabricante y reparador de carros al servicio del conde de Harrach, el aristócrata de la población, y también sirvió como «Marktrichter», un oficio similar al de alcalde de pueblo. Su madre había trabajado previamente como cocinera en el palacio del conde Harrach. Ninguno de sus progenitores sabía leer música; sin embargo, Mathias fue un entusiasta músico folclórico y había aprendido a tocar el arpa de forma autodidacta durante la época que trabajó como oficial.
Según los últimos recuerdos de Haydn, su infancia con su familia fue extremadamente musical y frecuentemente cantaban juntos y con sus vecinos. Los padres Haydn se dieron cuenta de que su hijo tenía talento para la música y sabían que en Rohrau no tendría oportunidad de tener una educación musical adecuada. Por esta razón aceptaron la proposición de su pariente Johann Matthias Frankh, director de la escuela y maestro del coro en Hainburg, para que Joseph aprendiera en su casa y practicara como músico. Por tanto, con tan sólo seis años, Haydn se marchó con Frankh a Hainburg (a siete millas de distancia de su pueblo natal) y nunca más vivió con sus padres. Haydn formó parte del coro de la Catedral de San Esteban de Viena durante nueve años, de 1740 a 1749. La vida en casa de Frankh no fue fácil para Haydn, quien después recordaría que pasaba hambre frecuentemente y era humillado constantemente por el estado asqueroso de su ropa. Sin embargo, comenzó sus estudios musicales allí y pronto pudo tocar el clavecín y el violín, así como a cantar las partes de tiple en el coro de la iglesia de Hainburg. Existen razones para pensar que el canto de Haydn impresionó a quienes lo escucharon porque pronto atrajo la atención de Georg von Reutter, el maestro de capilla de la Catedral de San Esteban de Viena, que estaba realizando un viaje por las provincias buscando nuevos talentos para el coro de niños. Haydn pasó con éxito una prueba de audición ante Reutter y en 1740 se trasladó a Viena, donde permaneció como corista durante los siguientes nueve años. A partir de 1745 su hermano menor, Michael, también se incorporó como miembro del coro. Haydn vivió en la casa de Reutter junto a otros cinco chicos del coro. Recibió lecciones de latín y otras asignaturas, así como clases de canto, violín y teclado. Reutter fue de poca ayuda para Haydn en las áreas de teoría musical y composición, ya que sólo le dio dos lecciones durante el tiempo que permaneció como corista. Sin embargo, dado que San Esteban era uno de los principales centros de la música de Europa, Haydn fue capaz de aprender sirviendo a los músicos profesionales que había allí. Como Frankh anteriormente, Reutter no siempre se aseguraba de que Haydn estuviera alimentado de forma correcta. Según afirmó más tarde el biógrafo Albert Christoph Dies, Haydn se sentía motivado para cantar muy bien, con la esperanza de obtener más invitaciones a las representaciones que se realizaban ante la aristocracia, donde normalmente se servían refrigerios a los cantantes. Personalidad y aspecto físico Haydn fue especialmente respetado por los músicos de la corte de los Eszterházy, a los que dirigió, y mantuvo una atmósfera laboral cordial y representó con eficacia los intereses de los músicos con sus mecenas. Haydn tenía un gran sentido del humor, evidente en su amor por las bromas pesadas que a menudo aparecen en su música y tenía muchos amigos. Durante la mayor parte de su vida se benefició de su «temperamento alegre y feliz por naturaleza», pero en los últimos años de su vida, hay evidencias de que pasó periodos de depresión, particularmente en la correspondencia con la señora Genzinger y en la biografía de Dies, basada en las visitas efectuadas a Haydn en su vejez. Haydn fue un devoto católico que a menudo recurría a su rosario cuando tenía problemas durante la composición, una práctica que habitualmente encontraba efectiva. Normalmente comenzaba el manuscrito de cada composición con la frase «in nomine Domini» (en nombre de Dios) y lo finalizaba con «Laus Deo» (gloria a Dios). Al igual que Mozart, Haydn también fue francmasón. Haydn era de corta estatura, quizás como resultado de haber estado desnutrido durante la mayor parte de su juventud. No era guapo y, como muchas otras personas de la época, sobrevivió a la viruela por lo que su cara estaba picada con cicatrices de esta enfermedad. Su biógrafo Dies escribió, «no podía comprender cómo le habían podido amar tantas mujeres bonitas en su vida. No podían haber sido cautivadas por mi belleza». Haydn también sufrió poliposis nasal durante la mayor parte de su vida adulta y en ocasiones le impidió componer; esta fue una enfermedad que causaba debilidad y agonía a quien la padecía en el siglo XVIII. Tumba de Haydn en el cementerio de Viena.



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